Hola César:
Creo que el problema que me comentas es algo que en más o menos medida todos los músicos padecemos. Incluso diría que todas las personas; me explico:
Improvisar es algo que hacemos todos los seres humanos continuamente. Desde que te levantas hasta que te acuestas estás improvisando. Cuando vas al super a hacer la compra, no lo llevas todo estudiado. Sabes más o menos lo que necesitas comprar pero improvisas en el orden en el que vas cogiendo los diferentes artículos. Incluso dando vueltas y mirando, de repente coges algo que no pensabas llevar. Llegas a la caja y en vez de pagar con con billetes das todas las monedas porque en ese momento tomas la decisión de que te quieres deshacer de ellas. En ese momento también estás improvisando. Si quedas con un amigo para tomar unas copas no llevas un guión de lo que le vas a decir, (Sería un coñazo tomar una copa contigo) sino que dejas que en el momento salga algún tema de conversación o habláis de cosas que tengais en común.
En todas las situaciones de la vida en las que intervienen seres humanos se establece una comunicación a través de los muchísimos lenguajes que conocemos. La música es un lenguaje más.
Entiendo que son muchos los factores que influyen en que una persona se exprese correctamente en un determinado lenguaje. En cualquier caso creo que cuanto mejor se conozca dicho lenguaje más facil resultará utilizarlo y tambien más gratificante, ya que el intercambio de información será más fluido.
En el fondo de la cuestión lo que cuenta es lo que uno tiene que decir. Si hay algo más frustrante que tener algo que decir y no saber cómo, es tener mucho lenguaje pero no tener nada que decir.
La música está llena de grandes intérpretes que no necesitaron muchas notas para decir cosas hermosísimas. Escucha a Chet Baker, Miles Davis, Paul Desmond, Jim Hall, Horace Silver, etc... Son el mejor ejemplo que te puedo dar.
Lo ideal para improvisar con fluidez y profundidad, es no tener que pensar en los aspectos teoricos del lenguaje ni en los técnicos del instrumento. Imagina por un momento que para escribir esta carta tuviera que ser conciente de todos los complementos directos, indirectos, tiempos verbales, preposiciones, etc... que utilizo y cómo se deben combinar para que tengan sentido. A eso añádele que tuviera que decirle a cada uno de mis dedos qué tecla debe pulsar para que ésta o esa letra quedara escrita en la pantalla. Posiblemente no habría pasado todavía del primer párrafo.
A lo mejor ya lo has olvidado pero tardaste mucho tiempo en aprender a leer, escribir, y a hablar con corrección, y eso que tuviste la ayuda de profesores y libros, además de la impagable colaboración de tus padres (en el caso de que ellos te criaran).
No tiene sentido creer que te va a costar menos tiempo aprender a "hablar" música. Además ahora no tienes quien te obligue a ir al cole o a tu madre repitiéndote ajo ajo ajo ajo ajo ajo ajo hasta que por arte de magia el niño dice AGGOO.
Estás sólo ante el increiblemente grande mundo de los sonidos, LA MUSICA, y tendrás que ir descubriéndolo con paciencia y sobre todo con mucha pasión. Si no, no hay "tu tía".
Yo llevo toda la vida en esto y todavía me acojono cuando estoy en una jam session y alguien dice Giant Steps, one, two, one, two, one two three four... Así que qué más te puedo contar.
Decide tú lo que harás con tu vida (musical) pero el placer que da poder abrir un libro de Bach y tocarlo por encima es perfectamente comparable al que da ojear el cuaderno de notas de Leonardo DaVinci, o cualquier otro gran libro.
Se me acaba el discurso y en ese caso lo mejor es dejar de tocar.
Un abrazo y suerte. Que el swing te acompañe.
Antonio Serrano