Realmente creo que la clave no está en el número de horas que se estudie, sino cómo estudias en un determinado tiempo. Imagina que un saxofonista estudia dos horas diarias y otro cuatro o cinco, sin embargo, resulta que el saxofonista que estudia dos horas toca mejor que el otro. Yo no soy partidario de la idea de que para la música o el arte hay que valer, es cierto que algunas personas nacen con más sensibilidad para practicar esta actividad que otras, pero pienso que la sensibilidad se puede desarrollar. En fín, me entretengo demasiado, la explicación del ejemplo anterior creo que es porque el que estudia dos horas lo hace de forma muy consciente, tiene puesto el sentido del oído al límite, es muy autocrítico y su trabajo está basado por el razonamiento y la reflexión. Se consigue mucho más así que estudiar técnica, estudios, obras, etc durante cinco horas sin prestar la suficiente atención y creyendo que si estudiamos cinco horas llegaremos a ser unos máquinas. Pienso que el gran problema de que los niños o no tan niños se aburran estudiando saxofón o cualquier otro instrumento, es por la técnica de estudio, que es la técnica del saxofonista que estudia cinco horas como he dicho en el ejemplo anterior. Si se estudia de forma consciente y reflexionando, se disfrutaría muchísimo y uno no se llegaría a aburrir. Tener oído no sirve sólo para sacar paquito el chocolatero, eso lo hace hasta alguien que no está metido en nuestro mundo. Desde mi forma de pensar, más bien sirve para ser conscientes de como es nuestro sonido en todo momento, si suena coordinado, redondo robusto y amplio, etc y para la afinación por supuesto, entre otras cosas.
Un saludo,
Alejandro.