Hoy os voy a hablar sobre pulgas. Ya sé que este blog es sobre pedagogía musical y flautística y esperáis encontrar artículos sobre esa temática, pero quería compartir con vosotros un ejemplo de cómo muchas veces actuamos o hemos actuado como pulgas en nuestra vida (musical y no musical).
¿Sabéis como se adiestran las pulgas?
Si algún día atrapáis una, probad a meterla en un frasco de cristal y cerrad la tapa. La pulga, haciendo caso a su naturaleza saltarina, dará brincos para intentar escaparse y se chocará siempre con la tapa del frasco. Llegará un momento (dicen que 3 días) que la pulga dejará de saltar hasta lo más alto del bote, pues se ha cansado de golpearse la cabeza.
Aunque abramos ese frasco y lo dejemos sin tapa el resto del tiempo, la pulga nunca se escapará ni llegará a sobrepasar el límite marcado por la tapa, a pesar de tener las cualidades necesarias para ello. Pero no sólo eso, esa pulga transmitirá esa naturaleza limitadora a toda su descendencia pulguil, e irá pasando de generación en generación. Es así como se domestican las pulgas.
Este ejemplo ha sido también utilizado en un spot de televisión para promocionar la Playstation 2, cuyo lema es “Hay otro lado más allá de los límites”. Porque de esto mismo va este artículo, de los límites que nos autoimponemos o creemos que nos imponen.
Si tenéis curiosidad, aquí podéis ver el spot.
Al ser humano le ocurre lo mismo que a las pulgas, y al ser humano que además es músico, también. Inicialmente, nuestros sueños o ambiciones no tienen límites (por ejemplo, ser flauta solista de la Filarmónica de Berlín), pero a medida que pasa el tiempo, nos vamos golpeando la cabeza contra tapaderas que hacen que nos resignemos a creer que no podemos hacer algo diferente y que olvidemos nuestra capacidad de dar grandes saltos. Es entonces cuando nos volvemos conformistas, dejamos de estudiar, de dar conciertos o de hacer audiciones para orquestas, sin darnos cuenta que, seguramente, el frasco lleve abierto más tiempo del que creemos.
Esas limitaciones que nos vamos encontrando pueden venir del exterior (en forma de comentario por parte de un profesor, de un compañero…), pero sobre todo, vienen de nosotros mismos:
1. Porque consideramos lo que nos dicen los demás como más válido que nuestras propias opiniones.
2. Porque hechos aislados de un concierto o audición (un mi agudo que se nos cae, el fa agudo que se me queda alto…) se convierten en creencias y verdades absolutas (todos los mi agudos se caen, el fa agudo siempre va a estar alto).
Hacer caso a estas limitaciones nos ayudará a ampliar nuestro repertorio de excusas para no intentar algo, pero de poco más servirán.

Espero que este artículo te ayude a reflexionar sobre todas esas veces que has dejado que cierren tu frasco. No olvides coger impulso, dar cabezazos a esas tapas que te irás encontrando y salta muy alto. Si la pulga, con su tamaño, llega hasta un metro de altura, no te conformes tú con sólo unos centímetros.
Artículo Realizado por: Elena Muerza (Flautista y Pedagóga)
Blog: https://elenamuerza.wordpress.com/2014/12/02/7-libros-que-recomendaria-a-un-musico/
Facebook: https://www.facebook.com/pages/Elena-Muerza/885987671419038
Twitter: https://twitter.com/elenamflute